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Muhammad Ali enciende la llama olímpica

El boxeador norteamericano Cassius Marcellus Clay Jr, mejor conocido como Muhammad Ali, fue protagonista de uno de los momentos olímpicos más nostálgicos de la historia tras encender la llama en Atlanta 1996.

Ali, quien fuera tres veces campeón del mundo de los pesos pesados y en sus inicios medalla dorada en los juegos de Roma en 1960, erizó a más de 80 mil almas en el Centennial Olympic Stadium de Atlanta al recibir el pebetero de manos de la nadadora estadounidense y ganadora de cuatro medallas de oro, Janet Evans.
 
Presentes en el estadio y millones de televidentes vieron al gran boxeador elevar la antorcha olímpica a pesar de todos sus impedimentos de salud, generando la aclamación unánime.   

Tal ha sido la relevancia de Ali para el deporte norteamericano que la revista Sports Illustrated lo eligió como el deportista del siglo XX, y no es para menos luego de haber protagonizando grandes y épicas batallas como, por ejemplo, los tres encarnizados pleitos que tuvo con Joe Frazier o aquella inolvidable pelea en Zaire contra George Foreman.

Durante la ceremonia inaugural de Atlanta 96 no solo se aplaudió al Ali boxeador, ese día se le brindó un merecido reconocimiento al valiente hombre que fue separado del boxeo por evitar el servicio militar debido a su rechazo y oposición a la guerra de Vietnam, y también al que ha batallado durante muchos años contra el mal de Parkinson.

Sin duda alguna, Muhammad Ali nos regaló  uno de los momento de más trascendencia en Olimpiadas y ello permanecerá intacto en nuestros recuerdos viniendo del  hombre que  revolucionó el mundo del boxeo.

“Flota como una mariposa, pica como una abeja”. Ali.