Soraya Jiménez, la primera mujer dorada de México

La leyenda de que las mujeres eran el sexo débil terminó para los mexicanos un 18 de septiembre del 2000, cuando una mujer consiguió que toda la nación se rindiera a sus pies. Hombres y mujeres por igual desbordaron admiración y euforia por la fortaleza de una joven, Soraya Jiménez Mendivil, la primera deportista mexicana que probó las mieles del oro olímpico.

La misma que fue señalada por practicar un deporte dominado por los hombres, la que luchó contra la discriminación de su federación, la que tuvo que superar tres operaciones de rodilla que casi la dejan fuera de Sidney 2000, puso en lo más alto del podio a la bandera tricolor.

Para obtener la medalla, la especialista en halterofilia en la categoría de los 58 kg. se enfrentó a la poseedora del récord mundial hasta ese momento, la norcoreana Ri Song Hui, que desde el inició de la prueba quiso imponer su jerarquía e infundir miedo en las rivales.  Pero con entereza y la determinación de una promesa a su abuelo fallecido, la mexicana fue paso a paso y terminó levantando 222.5 kg. en total, 2.5 kg. más que su rival asiática.

En vísperas de los Juegos Olímpicos recordamos a la mujer que le dio esperanzas a México, que colocó al país bajo los reflectores del mundo y que dejó su huella en la historia del deporte nacional.